Colaborar para adaptarse y mantener el optimismo

Llegamos a la tercera semana de este MOOC sobre Habilidades para la vida y alfabetización emocional en contextos educativos, y toca superar el primer reto, en el que evidenciar la propia competencia para adaptarse y ser optimista en el contexto educativo más próximo.

Por recientes circunstancias profesionales y personales me he sentido muy identificada con lo que expone el MOOC en sus ideas clave y el reto planteado me ha invitado a seguir reflexionando.

Siempre he considerado que la capacidad para adaptarse a la realidad próxima que uno tiene en cada momento es una competencia profesional clave, y además estrechamente ligada al optimismo, que en mi caso no es compulsivo, pero que sí he visto compulsivamente en varias personas con las que he tenido el honor de compartir cinco años #enbetapermanente.

El reto está dividido en 3 fases: pensar, actuar, reflexionar.

Pensar en dos acciones concretas a llevar a cabo relacionadas con la adaptabilidad y el optimismo.

Actuar, llevando a cabo esas dos acciones.

Reflexionar sobre cómo han ido esas dos acciones.

Vamos pues, fase a fase:

Fase 1. Pensar. La realidad educativa que vivo es la que es, y no va a cambiar, así que lo mejor es adaptarse. ¿Significa eso acomodarse a la desidia de esa realidad educativa en la que está inmerso el centro educativo en el que me encuentro ahora? No, no, ni mucho menos. Significa que debo seguir en ese #betapermanente de los últimos 5 años, pero ahora adaptándolo a lo que me toca vivir, así que voy a llevar a cabo 2 acciones: organizar un evento educativo presencial y colaborar en un proyecto educativo digital.

Al fin y al cabo, colaborar es lo que siempre he hecho a todos los niveles en los que me he movido; me gusta, y me permite mantener un contacto personal con muchos docentes que, como yo, en algún momento han vivido una desidia educativa pero no se han dejado ahogar por la misma, sino que han buscado en la colaboración el medio para adaptarse y continuar siendo optimistas.

Los lazos que se crean mediante los proyectos educativos sociales, colaborativos y conectados son fuertes, motivadores y humanos, porque están promovidos por personas con mayúsculas, y las personas están siempre por encima de cualquier circunstancia o contexto.

Fase 2. Actuar. Las acciones a llevar a cabo son las siguientes:

- Tertulia abierta con sabor a chocolate. El 26 de noviembre en la EOI de Luarca, tiene lugar esta tertulia abierta con el objetivo de darle voz al alumnado. Es un evento presencial, pero forma parte de las actividades de un proyecto educativo, colaborativo y conectado, "Tertulias con sabor a chocolate", que un grupo de docentes puso en marcha ya hace cuatro años, porque creemos que el aprendizaje puede ocurrir de muchas maneras, pero siempre de forma inclusiva y respetuosa.

- Participar con mi alumnado en la campaña #DeseoVioleta auspiciada por mi amigo Alberto García, y co-arrancar el proyecto educativo digital "Regreso feminista" de la mano de El Barco del Exilio que capitanea mi amigo Joaquín J. Martínez, ambos ligados por la temática de la educación en la igualdad y el deseo de acabar con la violencia de género.

- Fomentar la alfabetización mediática en las aulas, gracias a la mano siempre tendida de mi amiga Mercedes Ruiz, que nunca me dejará caer en la desidia educativa, en Cero en Conducta.

Fase 3. Reflexionar sobre cómo ha ido todo:

Las acciones me han permitido confirmar lo que ya sabía: las personas siempre responden cuando las dinamizas y hasta las arrastras a la colaboración; cuando les transmites ilusión y hasta pasión por lo que haces; cuando se dan cuenta de que "la profe cree en esto de lo digital".

La resistencia al cambio se vence, y la motivación por seguir avanzando, compartiendo, colaborando nunca se pierde, y es ese deseo por enseñar de otro modo, por ver que el aprendizaje se produce en cualquier momento, en cualquier lugar, de un modo ilusionante, lo que me hace mantener el optimismo, por mucho que mi contexto educativo actual se empeñe en querer mermarlo.

Adaptarse a la realidad sin perder el optimismo era el objetivo, y las acciones planificadas y llevadas a cabo van dando sus frutos y van ayudando a dejar a un lado lo que quizá el resto de este contexto educativo más próximo que tengo, no sabe, y es que se están perdiendo un mundo, pero además se lo están haciendo perder a su alumnado, simplemente por no querer colaborar y compartir.

No creo que vaya a cambiar su realidad, pero desde luego sí la mía y la de mi alumnado, que continuará conectada y dispuesta a "saltar a cualquier charco", como siempre.



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