Redes sociales y competencia digital docente
Gracias al Instituto Mexicano del Seguro Social por la invitación a formar parte del XVII Foro Nacional y III Internacional de Educación en Salud en modalidad mixta virtual y presencial, que se celebró del 28 de noviembre al 02 de diciembre de 2022, en Nuevo Nayarit, Nayarit, México; con el lema “De la disrupción educativa a la adopción de estrategias innovadoras para la educación”, promueve la creación de lazos para el desarrollo de los profesionales de la salud y redes de conocimiento a través de actividades de aprendizaje y vinculación.
Dentro del foro he tenido el honor de participar en el simposio "Entornos Abiertos de Aprendizaje" con el tema "Redes sociales y competencia digital docente", cuyo resumen y vídeo comparto a continuación:
Las redes sociales tienen una relación estrecha con las competencias digitales docentes, competencias profesionales clave de cualquier educador del SXXI, concretamente, y desde el punto de vista de los Marcos europeos de referencia, las redes sociales están unidas a la comunicación y la colaboración, y ligadas a las siguientes competencias:
- Interaccionar por medio de diversos dispositivos y aplicaciones digitales, entender cómo se distribuye, presenta y gestiona la comunicación digital, comprender el uso adecuado de las distintas formas de comunicación a través de medios digitales, contemplar diferentes formatos de comunicación, adaptar estrategias y modos de comunicación a destinatarios específicos.
- Compartir la ubicación de la información y de los contenidos digitales encontrados, estar dispuesto y ser capaz de compartir conocimiento, contenidos y recursos, actuar como intermediario, ser proactivo en la difusión de noticias, contenidos y recursos, conocer las prácticas de citación y referencias e integrar nueva información en el conjunto de conocimientos existentes.
- Utilizar tecnologías y medios para el trabajo en equipo, para los procesos colaborativos y para la creación y construcción común de recursos, conocimientos y contenidos.
- Estar familiarizado con las normas de conducta en interacciones en línea o virtuales, estar concienciado en lo referente a la diversidad cultural, ser capaz de protegerse a sí mismo y a otros de posibles peligros en línea, desarrollar estrategias activas para la identificación de las conductas inadecuadas.
- Crear, adaptar y gestionar una o varias identidades digitales, ser capaz de proteger la propia reputación digital y de gestionar los datos generados a través de las diversas cuentas y aplicaciones utilizadas.
De cara a adquirir, desarrollar y mejorar esas competencias digitales, se requiere contar con docentes conectados a través de redes sociales, que aprendan en y de la red, pero también que sean docentes conectores y capaces que conectar personas con personas.
No se trata solamente de abrir un perfil en redes sociales sino de alimentarlo, mantenerlo y cuidarlo, gestionándolo adecuadamente para mantener una reputación digital saludable y llegar a convertirse en un community manager educativo.
Todo centro educativo debería contar con al menos un community manager, aunque cualquier docente de aula, y en su aula, también debería jugar ese mismo papel.
Empezaremos por establecer qué competencias no tiene por qué tener ese docente conectado y conector que todo centro educativo necesita como su community manager. Su figura no tiene por qué coincidir con la de la persona que administra las plataformas tecnológicas del centro educativo o que gestiona su sitio web. Tampoco tiene por qué ser un experto en comunicación, un periodista o un experto en marketing, o en el peor de los casos, aquel docente que, por el motivo que sea, como, por ejemplo, no completar horario en su centro, obtiene esta actividad digamos de manera complementaria.
No se trata de un perfil empresarial, aunque tenga muchos puntos de unión con el responsable de una empresa en materia de social media; a diferencia del mundo empresarial, en el mundo educativo no se busca que el docente conectado y conector sea un competidor de otros centros educativos o de otros docentes. Más bien al contrario, una de las competencias clave del docente conectado y conector es que sepa compartir para mejorar y aprender.
Las competencias que debe tener el docente conectado y conector susceptible de ser designado community manager del centro, entre otras, serán:
- Conocer y dominar los diferentes medios sociales, es decir, tanto redes sociales como diferentes aplicaciones de la web social.
- Ser innovador, disruptivo, proactivo, autónomo y autodidacta, para mantenerse al día de las tendencias de los medios sociales.
- Ser objetivo: este perfil requiere de profesionalidad, ya que no debe manejar los perfiles en redes sociales del centro educativo como si fueran los suyos personales. La objetividad es primordial en su labor comunicativa, debiendo dejar a un lado sus creencias y opiniones personales para poner el foco en los intereses y objetivos del centro.
- Ser buen conocedor del propio centro y del ámbito educativo en general. Es, por tanto, interesante, designar al community manager educativo de entre los docentes conectados y conectores que tengamos entre el claustro de profesores o, en su defecto, del personal de administración, con una relación fluida con el equipo directivo, familias, alumnos y resto de la comunidad, y que tenga interés y conocimiento de todas las novedades del sector de la enseñanza y el aprendizaje.
- Ser buen comunicador y saber moderar. Tener habilidades para la escucha activa, paciencia, asertividad y sensibilidad ante los demás.
- Ser carismático, humilde y empático, para lograr una fluida y positiva interacción con las personas y que estas se sientan escuchadas y tomadas en cuenta.
- Ser buen escritor, tanto por una redacción coherente y lógica, como por la ausencia de errores ortográficos.
- Ser organizado y previsor en sus encomiendas.
- Ser analítico para poder definir la estrategia social del centro, monitorizarla, evaluarla y percibir su ejecución a través de herramientas de medición y de interpretación de resultados, para poder refinarla y reajustarla cuando se necesite.
Como ya habrán podido concluir, un docente conectado y conector, con competencias digitales sólidas en comunicación y colaboración, y que gestione eficazmente las redes sociales, necesita un entorno personal de aprendizaje, lo que en inglés se denonmina el PLE (Personal Learning Environment).
Todos tenemos un PLE personalizado y único y lo vamos construyendo y modificando, muchas veces casi sin darnos cuenta, a lo largo de nuestra carrera profesional. Es nuestro propio ecosistema de aprendizaje y abarca todo lo que usamos para aprender y cómo lo usamos.
Este entorno personal de aprendizaje (PLE), llevado al contexto de las competencias digitales en educación, pivota sobre los siguientes ejes:
- Gestión de la información: Buscar, filtrar, marcar y curar contenidos.
- Crear contenidos digitales para educación.
- Publicar en espacios profesionales digitales: blogs, webs, sites, etc.
- Comunicarse y colaborar a través de medios digitales.
- Desarrollarse profesionalmente entre pares y en red.
Si retomamos la idea del docente como community manager, docente conectado y conector, la red vuelve a tomar la palabra. Avanzar hacia una red personal de aprendizaje, PLN (Personal Learning Network) cobra fuerza por ser una acción estrechamente relacionada con el hecho de ser docentes conectados y conectores, ya que significa conectar con profesionales de cualquier lugar del mundo, conocer sus experiencias y compartir nuestros proyectos e ideas con ellos. Por tanto, los servicios de redes sociales son un recurso clave para construir nuestra Red Personal de Aprendizaje (PLN).
Como ya he mencionado, ser un docente conectado no es simplemente tener perfil en algunas redes sociales e interactuar de vez en cuando. Un docente conectado y conector debe posicionarse en su red como un nodo fundamental para conectar a otros docentes entre sí y a los docentes de su red con contenidos relevantes y que todo ello resulte en que los demás adquieran cierto nivel de compromiso. Por tanto, hablamos de actitud.
Una Red Personal de Aprendizaje (PLN) está compuesta por personas o instituciones con las que estamos conectados y a las que conectamos, de las que obtenemos información de calidad y con las que compartimos conocimiento relevante.
Ser parte de la Red Personal de Aprendizaje de otras personas supone no sólo compartir tu conocimiento a través de distintos canales y mediante diferentes contenidos o recursos digitales, sino que también implica desarrollar una serie de competencias actitudinales en el uso de las redes sociales. Serán esas competencias actitudinales las que se enfoquen al bienestar digital y a la educación para la salud, como les comentaré más adelante.
Pero antes no debemos olvidar a las instituciones y cómo estas aprenden; al hablar de entornos y de redes personales de aprendizaje, no debemos olvidarnos de que como docentes, formamos parte de una comunidad educativa que es nuestro centro y que también tiene un entorno de aprendizaje a construir en colaboración. Al igual que cualquier persona tiene su PLE y su PLN, al igual que cualquier institución u organización tiene su entorno de aprendizaje organizacional, también un centro educativo que persiga convertirse en una comunidad profesional de aprendizaje tendrá su entorno de aprendizaje como organización (OLE).
Las siglas OLE responden en inglés a Organizational Learning Environment, que se define como el conjunto de fuentes de información, herramientas, actividades, mecanismos cognitivos y redes de personas que usa una organización de forma regular para aprender.
Este concepto no deja de ser una extensión de los conceptos de Entorno Personal de Aprendizaje y Red Personal de Aprendizaje, a los que habría que añadir la visión compartida que los miembros de la organización educativa tienen sobre cómo los elementos del OLE se relacionan entre sí para alcanzar unos objetivos comunes. Es decir, el OLE de una organización educativa es algo más que la agrupación de los PLE docentes de sus miembros: se trata de la visión compartida que los miembros de la organización educativa tienen sobre cómo aprende dicha organización.
Y ya por último, pero no por ello menos importante, hablemos de bienestar y salud digitales, porque ser docentes conectados y conectores, contar con una PLN y con competencias digitales docentes en materia de comunicación y colaboración, exige igualmente tener hábitos de vida digital saludables y transmitirlos al resto de la comunidad educativa.
Así, ha de tenerse en cuenta tanto la salud física como la psicológica cuando aprendemos, enseñamos o trabajamos con tecnologías digitales. Es necesario proteger la salud, siendo capaces de evitar riesgos para esta, relacionados con el uso de la tecnología en cuanto a amenazas para la integridad física y el bienestar psicológico.
En primer lugar, y enfocándonos a la protección de la salud física, la ergonomía es vital y por tanto será importante tener en cuenta estos factores, a la hora de adoptar hábitos de vida digital saludable:
- Postura. La posición que adoptamos cuando estamos sentados en nuestro lugar de trabajo usando tecnologías es esencial para evitar dolores de cabeza y lesiones de espalda o muñeca, que pudieran agravarse si la postura adoptada es inadecuada y se prolongase así en el tiempo.
- Mobiliario y otros elementos de trabajo. Ajustar la mesa y la silla al lugar en el que realizamos labores en entornos digitales es tan importante como tener a mano todo lo que vamos a necesitar a diario en nuestro espacio de trabajo.
- Iluminación y ruido. Tanto la iluminación como el ruido son importantes a la hora de proteger nuestra salud. Debemos trabajar con una iluminación adecuada, que evite reflejos en la pantalla y evitar en la medida de lo posible trabajar con ruido porque, aunque invisible, es un factor determinante para evitar el cansancio y el estrés.
El factor psicológico es tan importante como el físico para llegar a disfrutar de tu bienestar digital. No solo adoptar hábitos de vida saludables se refiere al aspecto físico, sino que también afecta al psicológico.
Dicho factor se refiere a las condiciones del entorno de trabajo correspondientes a la organización, al contenido y a la realización de nuestras actividades laborales. Algunos riesgos psicológicos relacionados con nuestro lugar de trabajo son el estrés, la fatiga mental o el burnout, y para evitarlos lo primero es tener actitud positiva ante el trabajo, además de por supuesto aprender a gestionar el estrés y la tensión, intentar optimizar la ejecución de las tareas y la organización de las prioridades tanto a nivel individual como a nivel de equipo.
- El optimismo a la hora de afrontar las tareas nos ayudará psicológicamente ante nuestro trabajo y también poner en valor las cualidades de la persona y del equipo: compromiso, comunicación, proactividad, capacidad resolutiva, organización, capacidad de aprendizaje, creatividad, etc., todo ello contribuirá a generar un entorno de trabajo más saludable, especialmente si ese entorno es fundamentalmente online, ya que en un entorno así es muy fácil deshumanizar a las personas que estamos detrás de la pantalla.
- La gestión del tiempo es otro factor importante que contribuirá a mejorar tu bienestar en entornos digitales. Estar días enteros frente a pantallas y dispositivos, trabajando por ejemplo desde casa y entornos online, puede desembocar en procrastinación y menor efectividad de resultados si no sabes gestionar bien tu tiempo de trabajo en dichos entornos. Una buena gestión del tiempo requiere un cambio importante en el enfoque de las actividades hacia los resultados ya que el hecho de estar ocupado no significa que, por ello, vayas a ser efectivo. Por tanto, gestionar bien el tiempo redundará en una buena gestión del estrés también.
Además de todo lo anterior, y para terminar, un sano equilibrio entre la vida online y la vida offline también es más que recomendable cuando hablamos de bienestar digital. El derecho a la desconexión digital, que los trabajadores tienen a no conectarse a ningún dispositivo digital de carácter puramente profesional durante sus períodos de descanso y sus vacaciones, facilita sin duda el camino hacia hábitos de vida saludable entre los cuales debe encontrarse este equilibrio.
Puede llegar a ser casi imposible alcanzar ese equilibrio si tienes una presencia muy proactiva en redes sociales, ya que algunas de las características de las mismas las hacen adictivas si no somos disciplinados, por esa capacidad de interacción inmediata que tienen, especialmente en formato “like”, que muchas personas entienden como indicador de éxito social y que les crea una dependencia de la interacción que se ha llegado incluso a denominar “el síndrome o la dictadura del like” (Rodríguez, A., 2020).
Esa adicción puede traducirse en el llamado Fear of Missing Out (FOMO): miedo a quedarse fuera o a perderse algo. Aunque este miedo social a la exclusión siempre ha existido, es un problema emocional relacionado con las redes sociales que supone para quien lo sufre, experimentar miedo a no haber participado de algo que ha ocurrido o se ha publicado en redes sociales y que lleva a la persona a estar continuamente pendiente de las esas redes y a querer participar de todo lo que se difunde, algo que es absolutamente imposible, por mucho que lo intente. Algunos síntomas de ese miedo son: angustia de sentir que la vida personal es mucho menos interesante que la de los demás, desear pasar más y más tiempo interactuando en redes sociales para sentirse parte de un grupo y la dificultad para rechazar planes que se tejen en esas redes.
En contraste al FOMO, apuesten por el JOMO: Joy of Missing Out, es decir, la alegría de perderte algo que haya ocurrido en redes sociales porque mientras eso ocurría has estado disfrutado de tu bienestar digital y dedicándote a vivir distintas experiencias sin pensar en la cantidad de “likes” que tendrá ni en compartir algo relacionado.
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