Metodologías activas para la educación en Salud
En el marco del XVII Foro Nacional y III Internacional de Educación en Salud en modalidad mixta virtual y presencial, que se lleva a cabo del 28 de noviembre al 02 de diciembre de 2022, en Nuevo Nayarit, Nayarit, México, con el lema; “De la disrupción educativa a la adopción de estrategias innovadoras para la educación”, el cual promueve la creación de lazos para el desarrollo de los profesionales de la salud y redes de conocimiento a través de actividades de aprendizaje y vinculación, he tenido el honor de ser invitada por el Instituto Mexicano del Seguro Social, a intervenir con la ponencia "Metodologías activas para la educación en Salud".
A continuación comparto el vídeo y el contenido de la intervención:
Algunas metodologías y técnicas activas
Aprendizaje cooperativo y colaborativo
¿Metodologías o técnicas?
El aprendizaje cooperativo y colaborativo coinciden en el modelo teórico en que se basan, el modelo del constructivismo social y su autor es Lev Semionovich Vygotsky (https://historia-biografia.com/lev-vigotsky/) (1896-1934) quien es considerado el precursor del constructivismo social.
Su teoría plantea que "el aprendizaje no se considere como una actividad individual, sino más bien social". Se podría afirmar que "el estudiante aprende más eficazmente cuando lo hace en forma cooperativa" ya que el profesor por el hecho de ser experto en su disciplina enseña su materia como un experto, lo que en ocasiones puede no ser significativo para los estudiantes. Sin embargo, nuestros pares, nuestros iguales, son personas que interpretan lo que escuchan y al ser ellos mismos los que visibilicen y comuniquen su aprendizaje a sus iguales, lo entienden mucho mejor ellos mismos y además se lo hacen entender mejor a los demás.
Para Vygotsky, el conocimiento es un proceso de interacción entre el sujeto y el medio, entendiendo el medio como medio social y cultural. Sólo en un contexto social se logra un aprendizaje significativo.
En la práctica docente, y más aún si cabe por sus características, en la práctica educativa en salud, esta concepción social del constructivismo se aplica al aprendizaje cooperativo y al colaborativo.
En estos modelos el rol del docente cambia. El docente se convierte en moderador, coordinador, facilitador, mediador, pero también en un aprendiz más. Los alumnos son los protagonistas de su propio aprendizaje, se comunican, cooperan y colaboran con el fin de aprender. Por tanto, se genera un ambiente de confianza e interacción social que favorece la adquisición del aprendizaje y sobre todo las relaciones socioafectivas, relaciones esenciales cuando hablamos de educación en la salud.
El aprendizaje cooperativo y el aprendizaje colaborativo buscan que el alumno interactúe con sus pares y que aumente su aprendizaje a partir de esa interacción. Por supuesto, el rol que juega el docente es imprescindible, ya que es el docente quien debe guiar a sus alumnos para que se responsabilicen de su propio aprendizaje, lo que implica planificar y diseñar actividades de una manera tan rigurosa como para que provoquen que ocurra esa interacción y para que eviten que algunos alumnos no hagan su parte del trabajo.
Diferencias y similitudes entre aprendizaje cooperativo y colaborativo
El aprendizaje cooperativo se basa en grupos pequeños de trabajo, seleccionados de forma intencional, que permiten al alumnado trabajar juntos para alcanzar metas comunes, positivas para todos.
Por tanto, el aprendizaje cooperativo incluye las siguientes características:
- Se trata de una metodología activa.
- Se basa en la experiencia e interacción entre los alumnos.
- El rol del profesor se basa en la supervisión activa y no directiva tanto del proceso de aprendizaje, como de las interacciones entre los alumnos.
- Posibilita que los alumnos aprendan los unos de los otros, pero también del profesor y del entorno.
El aprendizaje cooperativo hace hincapié en las relaciones interpersonales y en la experiencia colectiva como fuentes del crecimiento social y cognitivo de los alumnos y por ello propone un acercamiento muy estructurado al trabajo grupal.
A menudo se tiende a pensar que aprendizaje cooperativo y colaborativo es lo mismo y sin embargo esto no es exactamente así: colaborar y cooperar son términos diferentes, aunque en la cooperación haga falta la colaboración. Cada uno de estos términos representa un extremo de un espectro del proceso de enseñanza-aprendizaje que va de ser altamente estructurado por el docente (cooperativo) hasta dejar la responsabilidad del aprendizaje principalmente al alumno (colaborativo).
Aprendizaje Basado en Proyectos
Qué es el ABP y claves de un buen proyecto
Aprender y enseñar implica tomar decisiones. Cuando aprendemos y enseñamos, debemos tomar decisiones sobre qué contenidos presentamos a nuestros alumnos y cómo los presentamos, qué materiales usamos, cómo agrupamos a los estudiantes, qué ritmo seguimos, qué actividades proponemos en las aulas y fuera de ellas y cómo evaluamos al alumnado.
Sin embargo, esto no significa que tengamos que hacerlo de un modo "tradicional", simplemente transmitiendo contenido, sino que podemos pasar a la acción y adoptar metodologías activas e incluso dejar que sean los propios alumnos los que tomen la iniciativa y así fomentar su autonomía de aprendizaje. De este cambio de modo de enseñar va a depender un cambio en su modo de aprender.
Una de esas metodologías activas es el Aprendizaje Basado en Proyectos que, combinada con la Gamificación, va a contribuir a que los estudiantes se vinculen emocionalmente con su aprendizaje, lo sientan suyo, estén más motivados y, por tanto, tengan mejor rendimiento y mayor éxito.
Dependiendo del tipo de situación de aprendizaje que generemos en nuestras aulas, el tipo de respuesta de nuestros estudiantes hacia su propio aprendizaje también variará. Por tanto, esa toma de decisiones como docentes impacta directamente en qué y cómo aprende nuestro alumnado, pero no solo en lo que a contenidos se refiere, sino también en lo referente a las competencias que adquieren y desarrollan y a los valores que les impregnamos.
La metodología ABP nos trae un modo distinto de gestionar el aprendizaje ya que puedes proponer a los estudiantes, o dejar que ellos mismos propongan, una pregunta, un problema o un reto que deben superar. Para superar la propuesta, tus alumnos deben encontrar información, procesarla, elaborarla, compartirla y, además, han de aplicar esta información a la resolución de un problema real o plausible. De esta forma el proceso de aprendizaje es más significativo, está más conectado con el mundo real, por lo que los alumnos le van a encontrar más sentido y esto contribuirá a mejorar su actitud hacia el aprendizaje.
El Aprendizaje Basado en Proyectos marca unas diferencias claras con un tipo de enseñanza para la salud enfocada a la transmisión de conocimientos y es que el ABP implica aprender haciendo, ya que:
- El conocimiento es el resultado de un proceso de trabajo entre iguales y mentorizados por ti, como docente, a través del cual se plantean preguntas, se busca información y esta información se desarrolla para obtener conclusiones y realizar un producto final tangible y digno de mostrar a una audiencia.
- El papel de los alumnos está ligado activamente con procesos cognitivos de un rango superior: reconocimiento de problemas, gestión y priorización, recogida de información, comprensión e interpretación de datos, establecimiento de relaciones lógicas, elaboración de prototipos, planteamiento de conclusiones o revisión crítica.
- Tu función principal como docente es crear la situación de aprendizaje que permita que los estudiantes puedan desarrollar el proyecto. Esto implica buscar materiales, localizar fuentes de información, acompañar en la gestión del trabajo en equipos, valorar el desarrollo del proyecto, resolver dificultades, monitorizar el ritmo de trabajo, facilitar el éxito del proyecto y evaluar resultados.
Hacer proyectos en clase no es lo mismo que aprender por proyectos. Es importante tener en cuenta esta premisa para no restarle calidad a los procesos de enseñanza y aprendizaje en la salud y para la salud, si queremos aprovechar en educación todas las ventajas que nos ofrece la metodología ABP. Por tanto, hemos de tener en cuenta cuáles son las claves para desarrollar un buen proyecto y qué criterios de calidad se han de seguir para asegurar la eficacia de una propuesta educativa de estas características.
Claves de un buen proyecto de educación en la salud
- Finalidad y relevancia desde el punto de vista del alumnado.
- Disponer del tiempo suficiente para dedicar a trabajarlo y aprender.
- Complejidad e integración curricular.
- Conexión presencial y en red.
- Disponer de acceso a un amplio repositorio de recursos y materiales.
- Susceptibilidad de ser compartido y difundido como de interés para un público objetivo.
- Novedad y originalidad.
Criterios de calidad de un proyecto de aprendizaje en y para la salud
- Autenticidad del proyecto
- Rigor académico
- Evaluación de calidad
- Aplicabilidad para el aprendizaje
- Exploración activa
La socialización rica
La socialización rica es un concepto cuya intención es enriquecer los proyectos para dotarlos de realismo y veracidad a través del contacto entre iguales, es decir, entre los alumnos y de estos con el mundo exterior.
Todo aprendizaje es una experiencia de socialización, tanto en lo referente a sus objetivos como a las formas de aprender, ya que aprendemos a través de la interacción con los demás, ya sea con docentes, con estudiantes o con agentes externos, independientemente de que esta interacción sea una interacción directa o mediada por algún instrumento de comunicación.
Concretamente, en la metodología ABP se contemplan tres movimientos de socialización como vías de enriquecimiento de proyectos:
- Un movimiento dentro del aula centrado en el aprendizaje cooperativo.
- Un movimiento hacia fuera del aula para el desarrollo de propuestas de investigación, aprendizaje-servicio o emprendimiento.
- Un movimiento hacia dentro del aula para conformar comunidades de aprendizaje que parten de la participación de agentes externos en los procesos de aprendizaje.
Todas las experiencias educativas son experiencias de socialización, independientemente de la materia. Por una parte, las relaciones sociales que se generan entre los alumnos, los docentes y los miembros de la comunidad educativa que están en las aulas y en los centros escolares son un primer factor de aprendizaje. Además, el propio aprendizaje es un acercamiento al mundo más allá del entorno familiar y del escolar presente en el currículo y en actividades que, o bien trasladan a los estudiantes fuera del espacio educativo, o bien introducen en las aulas a agentes externos que muestran a los alumnos sus estilos de vida y su visión del mundo.
Así pues, la socialización rica representa una apuesta por la promoción de vías eficaces de socialización que potencien el aprendizaje y que aporten realismo, veracidad y doten de significado al currículo y al desarrollo de proyectos.
Podría decirse, pues, que el Aprendizaje Basado en Proyectos es quizá la metodología activa por excelencia y una de las más educadas, sino la más, para implantar en procesos de aprendizaje para la educación en salud.
Gamificación
Aunque la gamificación es en realidad una técnica, ya que no exige un cambio metodológico por parte de los docentes, sino más bien el uso de recursos motivadores que hacen que el aprendizaje resulte más atractivo para los alumnos, si la combinamos con otras metodologías activas, como el ABP, la gamificación aportará ese punto de "adrenalina extra" que en muchos momentos a lo largo de un año académico seguro que tanto nosotros como docentes, como nuestros alumnos, vamos a necesitar y a agradecer. Desde luego, cuando educamos en salud, gamificar será muy saludable para toda la comunidad educativa.
Por tanto, las metodologías activas para la educación en salud, al igual que para otras materias, y en general para cualquier proceso de aprendizaje, son casi una obligación para un docente actual.
Los diferentes cambios sociales demandan a los sistemas educativos centrarse en el desarrollo competencial de los estudiantes. Esto implica un ajuste en el modelo educativo, cambios de roles y actividades, implementación de proyectos activos de aprendizaje, y además combinarlos con el uso seguro y saludable de las tecnologías, que promueven ya en nuestra vida cotidiana y la de nuestros alumnos, nuevas formas de comunicarnos, nuevas formas de trabajar, de acceder a la información y de aprender, lo que supone que es necesario incorporar la tecnología al aula, no como fin en sí misma, sino como medio para alcanzar las competencias deseadas, de manera transparente y transversalmente imbricadas en las metodologías activas que implementemos día a día en las aulas y que promuevan el bienestar físico y psicológico de toda la comunidad educativa.
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