La identidad digital de los empleados públicos

A medida que las profesiones se enfrentan a las demandas de la era digital, los empleados públicos requieren un conjunto cada vez más amplio de competencias y estrategias digitales.

El Marco Europeo para la Competencia Digital de la Ciudadanía pretende captar estas competencias digitales. Su objetivo es proporcionar un marco de referencia general para los desarrolladores de modelos de competencia digital, es decir, los gobiernos y organismos nacionales y regionales, las administraciones públicas, los empleados públicos, los ciudadanos en general.

Una de las áreas competenciales clave de ese Marco Europeo de Referencia es la Colaboración, y en esa colaboración las redes sociales tienen un papel esencial. Para jugar bien ese papel, todo empleado público ha de labrarse una identidad digital y convertirse en un empleado público conectado y conector.

Ser un empleado público conectado y conector no es simplemente tener perfil en algunas redes sociales e interactuar de vez en cuando, sino que debe posicionarse en su red como un nodo fundamental para conectar a otros profesionales entre sí y a los profesionales de su red con contenidos relevantes y que todo ello resulte en que los demás adquieran cierto nivel de compromiso. Por tanto, hablamos de actitud.

La identidad ha estado tradicionalmente ligada al concepto de identificación, de personalizar a un sujeto, es decir, el reconocimiento que socialmente tiene cada persona, o el que no tiene. Todos tenemos nuestra propia identidad, con unos rasgos únicos, diferenciadores, representativos de nosotros mismos, pero ahora en la sociedad digitalizada en la que vivimos, se hace necesario que esa identidad sea una identidad digital.

La identidad digital se apoya en estos nodos:

  • Nodo personal: lo que permito ver de mí a los demás en las redes a través de mis acciones, publicaciones, o lo que comparto para favorecer mi identidad digital.
  • Nodo social: las relaciones con los demás, distinguiendo entre aquellas personas que forman parte de nuestra red y que de algún modo nos influencian y aquellas personas a las que nosotros mismos influenciamos a través de interacciones.
Por tanto, la identidad digital de un empleado público no es más que nuestra identidad digital como personas, aplicada a un contexto profesional y como aquella, tendrá un rasgo social ya que no solo va a depender de lo que a título individual compartamos, sino que dependerá fuertemente de las relaciones con los demás, de cómo interaccionamos con ellos. Será además construida de manera subjetiva porque qué identidad digital tengamos dependerá también de cómo nos ven los demás, de la imagen que proyectamos al mundo, algo que será de gran valor para nosotros a nivel profesional. Por otro lado, la identidad digital es indirecta, ya que se crea a partir de nuestra propia huella digital, del rastro que dejamos cada vez que publicamos, compartimos, interaccionamos en la red.

En resumen, la identidad digital es la suma de lo que el profesional aporta, pero también de lo que otras personas aportan a la red de ese profesional, por lo que podemos afirmar que la identidad digital está fragmentada ya que la vamos construyendo en diversos medios, servicios, herramientas, plataformas, perfiles sociales y que está en continua evolución, trazable a través de nuestra huella

Todo ello contribuirá a que tengamos una reputación digital sólida y positiva en el servicio público. De lograrlo, habrás logrado también convertirte en un empleado público conectado y conector.



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