Transformar la educación para transformar la sociedad
Entre los días 9 y 11 de septiembre de 2021 ha tenido lugar el I Congreso Virtual Internacional de Educadores, con el título "La Revolución Digital y la Transformación Educativa", organizado por UNIR Perú con la colaboración de diversas instituciones.
Les agradezco el honor que me han brindado de clausurar el congreso y la oportunidad de compartir algunas sugerencias que considero necesarias para que esa transformación educativa que tanto buscamos se haga efectiva y por tanto, que también nuestras sociedades se transformen.
Ha sido un congreso muy necesario en los tiempos actuales, de cambios, incertidumbres, pero de oportunidades para la mejora y la transformación y de ahí, el título de mi charla de clausura: transformar la educación para transformar la sociedad.
Sería imposible en 30 minutos hacerlo, desde luego. Ya ven que llevamos años de iniciativas con mayor o menor éxito, aunque seguro que todas bien intencionadas, cuyo objetivo es el impacto transformador de la educación.
Hoy me voy a centrar en una transformación educativa, que considero clave por su transversalidad y su carácter global. Esa transformación es convertir la educación en una educación digitalmente competente.
No cabe duda de que la competencia digital, a todos los niveles, en la sociedad actual, es una competencia clave que la ciudadanía en general debe tener y además, demostrar. Si queremos convertirnos en sociedades abiertas, responsables y competitivas, debemos impulsar que esas sociedades sean competentes digitalmente hablando, y nosotros, como educadores tenemos la llave para hacerlo.
El nexo entre la educación y el empleo ha de ser estrecho y directo; por tanto las Universidades somos clave en este empeño, tenemos la obligación de lanzar al mercado de trabajo jóvenes con los perfiles adecuados para que puedan incorporarse al mismo, que sean capaces de aprovechar la riqueza de las nuevas posibilidades asociadas a las competencias digitales, entre otras, y a los retos que plantean.
No podemos seguir enseñando como siempre, porque ellos ya no aprenden como siempre.
El mismo Parlamento Europeo, la UNESCO y muchas otras instituciones a nivel internacional ya nos llevan indicando durante varios años que los jóvenes deben adquirir la competencia digital necesaria para poder participar de forma significativa en la nueva sociedad y economía del conocimiento del S. XXI, y la Universidad sin duda, tiene la llave.
No podemos seguir lanzando al mercado graduados y postgraduados que, al menos digitalmente, no sean competentes, no nos lo podemos permitir, y para poder ayudarles, debemos empezar por nosotros mismos, como docentes, y convertirnos en docentes digitalmente competentes para poder convertir nuestras Universidades en organizaciones digitalmente competentes también.
Para ello, como educadores, debemos incidir en un aprendizaje basado en competencias, y considerar la competencia digital como una competencia transversal, que debe estar integrada invisible y transparentemente en todas las materias.
Sólo así lograremos poner nuestro granito de arena para lograr una sociedad más abierta, más competente y competitiva y que la educación y la empleabilidad vayan de la mano.
Creo que es el momento de aunar esfuerzos y tomar la iniciativa; de hecho ya lo creía hace una década y sigo trabajando porque así sea para lograrlo, allá donde colaboro y trabajo.
De poco o nada sirven las acciones individuales, de una u otra Universidad, que aunque loables, no nos van a dar el fruto que podríamos lograr si unimos cabezas, puntos de vista, impresiones y conocimientos y abogamos por una competencia digital, insisto transversal, que esté presente en toda la Educación Superior, y avalada por la autoridad competente para ello.
Si promovemos el trabajo en equipo entre nuestro alumnado, como una competencia profesional que han de tener para ser ciudadanos responsables y tener mayores oportunidades en el mercado laboral, ¿por qué nosotros no hacemos lo mismo? Trabajemos juntos para reconocer y certificar la competencia digital en educación, internamente, como docentes de universidades que somos, pero también para reconocer y certificar la competencia digital a nuestro alumnado y a nuestras instituciones, y que la formación inicial sea la que marque el paso para lograr después avanzar en materia de formación permanente.
Los que trabajamos tanto en formación inicial docente como en el desarrollo profesional continuo de los educadores, vemos la brecha. Nos damos cuenta de que el desarrollo profesional continuo se hace mucho más difícil cuando la formación inicial es prácticamente inexistente, y esto ocurre a menudo si hablamos de competencias digitales en educación.
Yo siempre digo que los alumnos han de llegar a esa formación permanente con una formación inicial de serie, e insisto en ello. Si no los dejamos en la pole cuando salen de las universidades, va a ser muy complicado que recorran el circuito del desarrollo profesional continuo con garantías de éxito.
No es necesario partir de cero para hacer esto. Tenemos la fuente, tenemos los modelos, modelos testados y probados, por Universidades en muchos casos.
El Marco Europeo para la Competencia Digital de los Educadores puede ser un buen punto de partida. Viene avalado por la Comisión Europea.
También existen varios modelos en España, algunos contextualizados de acuerdo con diferentes ámbitos, como la guía de referencia para las competencias digitales en educación que UNIR publicó a comienzos de 2021 y que aporta competencias digitales para centros educativos/equipos directivos, docentes, alumnos y familias, por niveles de desempeño y con descriptores clave por competencias bien definidas y aplicables en las aulas.
Comentarios
Publicar un comentario