Experiencias TIC: conexiones con expertos
El 27 de noviembre de 2018 he tenido la ocasión de participar en la iniciativa del Plan de Alfabetización Tecnológica de Extremadura, denominada "Experiencias TIC: conexiones con expertos", que fomenta el Servicio Extremeño Público de Empleo junto con la Asociación de Universidades Populares de Extremadura.
Estas conexiones tienen el muy constructivo objetivo de poner en contacto a personas que conocen el funcionamiento del Gobierno abierto, con la ciudadanía. Tomando como base ejemplos reales y con una clara vocación didáctica, estos encuentros digitales entre expertos y ciudadanía suponen el escenario perfecto para intercambiar opiniones, reflexiones, sugerencias y dudas que aclaren la temática principal del plan de alfabetización tecnológica de referencia.
En este Plan trabajan para que la ciudadanía adquiera, mejore y potencie, entre otras muchas competencias, la competencia digital, y a lo largo del encuentro en línea, tuvimos la ocasión de compartir, durante aproximadamente tres cuartos de ahora muy agradables para mí, muchos aspectos de esta competencia: desde la definición de la misma, pasando por las consecuencias que tendría para la sociedad quedarse al margen de dicha competencia y cómo la ciudadanía podría aprender a ser más digitalmente competente, hasta intercambiar impresiones sobre el papel de las credenciales digitales abiertas en el reconocimiento y la certificación de la competencia digital.
Mi agradecimiento a Luciano Vázquez Moraga, que trabaja en este Plan de Alfabetización Tecnológica de Extremadura, por su invitación a participar en el encuentro y por todas sus atenciones antes y durante el mismo. Es un placer poder colaborar en iniciativas tan necesarias como esta.
A continuación puedes ver la grabación del encuentro, así como leer su transcripción.
Estas conexiones tienen el muy constructivo objetivo de poner en contacto a personas que conocen el funcionamiento del Gobierno abierto, con la ciudadanía. Tomando como base ejemplos reales y con una clara vocación didáctica, estos encuentros digitales entre expertos y ciudadanía suponen el escenario perfecto para intercambiar opiniones, reflexiones, sugerencias y dudas que aclaren la temática principal del plan de alfabetización tecnológica de referencia.
En este Plan trabajan para que la ciudadanía adquiera, mejore y potencie, entre otras muchas competencias, la competencia digital, y a lo largo del encuentro en línea, tuvimos la ocasión de compartir, durante aproximadamente tres cuartos de ahora muy agradables para mí, muchos aspectos de esta competencia: desde la definición de la misma, pasando por las consecuencias que tendría para la sociedad quedarse al margen de dicha competencia y cómo la ciudadanía podría aprender a ser más digitalmente competente, hasta intercambiar impresiones sobre el papel de las credenciales digitales abiertas en el reconocimiento y la certificación de la competencia digital.
Mi agradecimiento a Luciano Vázquez Moraga, que trabaja en este Plan de Alfabetización Tecnológica de Extremadura, por su invitación a participar en el encuentro y por todas sus atenciones antes y durante el mismo. Es un placer poder colaborar en iniciativas tan necesarias como esta.
A continuación puedes ver la grabación del encuentro, así como leer su transcripción.
1. En el PAT trabajamos para que la ciudadanía adquiera, mejore y potencie sus competencias digitales. Aunque se trata de un concepto que, poco a poco, va quedando cada vez más claro, nos gustaría comenzar esta entrevista preguntándote qué son las competencias digitales.
No es una pregunta baladí, desde luego, nada que se pueda responder en una palabra, o con una simple frase, pero la Comisión Europea las ha definido muy bien y, a través de su DG de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, ha hecho el esfuerzo de publicar un Marco Europeo de Referencia para la Competencia digital de la Ciudadanía, DigComp, que ha ido actualizando en los últimos años. La última versión, la 2.1. es de mayo de 2017 y la primera data de 2013.
Básicamente la competencia digital se refiere al conjunto de destrezas que la ciudadanía debe tener en esta nuestra sociedad del conocimiento.
La competencia digital es una de las 8 competencias clave que cualquier joven debe haber desarrollado al finalizar la enseñanza obligatoria para poder incorporarse a la vida adulta de manera satisfactoria y ser capaz de desarrollar un aprendizaje permanente a lo largo de la vida, según las indicaciones del Parlamento Europeo sobre competencias clave para el aprendizaje permanente (Recomendación 2006/962/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente, Diario Oficial L 394 de 30.12.2006).
La competencia digital no sólo proporciona la capacidad de aprovechar la riqueza de las nuevas posibilidades asociadas a las tecnologías digitales y los retos que plantean, sino que resulta cada vez más necesaria para poder participar de forma significativa en la nueva sociedad y economía del conocimiento del siglo XXI.
2. Hoy día las TIC se han convertido en un vehículo extraordinario para ejercer muchas de las funciones que antaño se llevaban a cabo o físicamente o mediante medios que hoy nos parecen de otro siglo (fax, llamadas telefónicas, telegramas, cartas postales…). Sin embargo, más allá de las utilidades que las TIC tienen, y que a todos nos vienen a la cabeza, las competencias digitales han adquirido una dimensión extraordinaria no solo para la búsqueda de empleo sino para el desempeño de trabajos que solo están accesibles a personas con capacidades y competencias digitales. ¿qué razones, además de estas que hemos mencionado, crees que debemos tener en cuenta para aumentar y mejorar esas competencias? ¿qué puede ocurrir si nos quedamos al margen de las mismas?
Si nos quedamos al margen no vamos a estar en igualdad de condiciones a la hora de encontrar un empleo, por ejemplo, esta claro. La revolución que estamos viviendo ahora mismo, la revolución digital, es más que comparable a la revolución industrial, en la que aquellos que "no subieron al tren", por decirlo llanamente, se quedaron atrás, perdieron sus empleos, no pudieron competir. Aquí pasará lo mismo. Hay muchas empresas que buscan personas para empleos directamente relacionados con competencias digitales, tecnologías, y no los encuentran, y esto es un problema al que la educación, por ejemplo, no puede seguir ajeno. El nexo entre educación y empleabilidad debe ser directo: la educación debe tener que ser capaz de lanzar al mercado personas con las competencias digitales necesarias para que esas empresas, que están buscando perfiles para puestos tecnológicos, los encuentren.
Por otro lado, en un futuro habrá empleos directamente relacionados con competencias digitales que hoy en día ni siquiera existen, y debemos estar preparados. Además, una sociedad digitalmente competente estará más preparada para afrontar los retos, será más inclusiva si logramos estrechar la brecha; más abierta y desde luego, mejor formada. Finalmente, hemos de tener en cuenta que las empresas ya no buscan personas con grandes currículums en los que el perfil incluya miles de cursos realizados, o seminarios a los que uno ha asistido, u horas de formación que ha consumido, o media docena de Másters y otra media de Grados. Se buscan personas que sepan hacer, que demuestren competencias profesionales, que se hayan molestado en aprender haciendo, de manera continua, y que lo puedan demostrar, y a esto creo que es a lo que debemos enfocar a los jóvenes: aprendizaje basado en competencias, demostrable, y por supuesto la competencia digital será la primera que deberán avalar.
3. Me gustaría que nos dieras tu punto de vista a cerca del papel del formador, del facilitador, del educador, como agente que debe ir un paso por delante en todo esto, tanto en la adquisición de competencias como en el uso de nuevas herramientas.
Parece que todo recayese sobre el docente, hoy en día; una profesión poco valorada, por cierto, en otro orden de cosas, pero sí que es cierto que somos los profesores los que podemos incidir en los cambios, porque todas las posibles futuras profesiones pasan por nuestras aulas, y de ahí que tengamos la obligación de ofrecerles a nuestros alumnos la oportunidad de aprender de otro modo, la obligación de que aprendan por competencias, y de que la competencia digital esté presente, de forma transversal y casi invisible, diría yo, en todas las materias.
Yo recuerdo que allá por el 96, ya hablábamos de integrar las TIC en el aula. Más de 20 años más tarde seguimos haciéndolo, lo que quiere decir que no hemos integrado nada, porque si estuviesen integradas, como lo está el boli, por ejemplo, no estaríamos hablando de esto.
El papel del educador ha cambiado, porque la sociedad ha cambiado; la comunicación ha cambiado, la manera y los medios en los que interaccionamos han cambiado, y por tanto el educador ya no puede pasarse el día transmitiendo conocimiento, un conocimiento que por otro lado está en la red, así que el papel ahora ha de ser el de acompañar, facilitar, guiar, mentorizar, para que esos alumnos sean competentes, y no sólo digitalmente.
Las herramientas están muy bien. Como bien dices las hay nuevas a cada momento, pero a lo que debemos adelantarnos es a darles a nuestros alumnos, sean del tipo que sean, del nivel educativo que sean, la competencia global de manejo, de comprender qué hay detrás de las mismas, para que independientemente de las que usen, o de las nuevas que aparezcan, sean capaces de afrontar los retos y superarlos con éxito: personalizar el aprendizaje, atender a la diversidad, procurar la igualdad de oportunidades, y hacerlo en medios digitales, o no, pero hacerlo, es esencial.
Sin embargo, es muy curioso, por ejemplo, que en esa reforma de la nueva Ley de Educación que parece que se quiere poner en marcha, sólo haya una línea en referencia a la competencia digital y que dice que “se elaborará un Marco de Competencia Digital Docente en consenso con las CCAA”. Ese Marco existe desde hace más de un año, se lleva trabajando en el mismo desde 2013; la última versión publicada es de octubre de 2017, ha sido consensuado con 15 CCAA e incluso ya está a disposición de la comunidad educativa una herramienta para la evaluación de esa competencia: un Portfolio de la Competencia Digital Docente, testado en 2016 por más de 1000 docentes de toda España y de todos los niveles educativos, incluyendo el universitario, en el que además se pautan itinerarios de aprendizaje para la mejora de dicha competencia, y que es un modelo bien transferible a otros campos de interés, como el empleo por ejemplo, o la competencia digital de la ciudadanía.
4. Ya no basta solo con tener conocimientos y competencias digitales sino que, poco a poco, se hace imprescindible certificar o acreditar que las tenemos, ¿puedes ponernos en claro qué es este concepto de “certificación de competencias digitales”?
Alineado con lo que comentaba anteriormente, reconocer y certificar competencias digitales es algo que ya se debería estar haciendo, porque existen los instrumentos y los medios para ello. Exactamente igual que demostramos competencias lingüísticas, por ejemplo, a través de las certificaciones de idiomas que emiten las Escuelas Oficiales de Idiomas, ¿por qué no hacer lo mismo con la competencia digital?
Parece menos tangible la competencia digital que la de idiomas por ejemplo, pero no lo es. Un ciudadano puede demostrar de lo que es capaz digitalmente hablando, con evidencias al respecto; el Marco Europeo de Referencia para la Competencia Digital de la Ciudadanía marca 21 competencias, repartidas en 5 áreas, con 8 niveles de manejo, y todas ellas están muy bien descritas con indicadores de logro.
En España se ha adaptado para la competencia digital de los profesores, y existe un servicio digital para el reconocimiento de la competencia digital docente: un Portfolio en el que los profesores pueden autoevaluarse, conocer su nivel de competencia digital, evidenciar el mismo a través de resultados y pruebas tangibles que pueden agregar a un porta-evidencias, y solicitar un reconocimiento a través de credenciales digitales abiertas, los famosos Open Badges. Darle una oficialidad a todo ese ecosistema es lo que resta, pero el desarrollo tecnológico está hecho.
Certificarse en competencia digital es igual de viable y debería ser, en mi opinión, obligatorio, para ejercer profesiones que requieran un cierto nivel de competencia. En un país como el nuestro, en el que tanto nos gustan las certificaciones formales, nos estamos olvidando de certificar una competencia clave para la sociedad, y esa es sin duda la competencia digital.
5. Hoy estás con nosotros para hablarnos no solo de competencias digitales, y de su certificación, sino también de otro término que cada día cobra más fuerza, las open badges. Al margen del anglicismo, ¿puedes decirnos en qué consiste este concepto y a qué proceso se aplica o qué objetivo tiene?
Es un concepto relativamente nuevo en nuestro país, pero los open badges, o credenciales digitales abiertas llevan mucho tiempo en el mercado, mucho, en países como EEUU y otros en los que se le da mucha más importancia a lo que las personas saben hacer, a sus competencias, al aprendizaje no formal y al informal. Insisto en que la sociedad de hoy en día va más encaminada a necesitar personas que hacen y no a personas que sólo estudian, y punto. Demostrar que mientras estás estudiando o trabajando te has molestado en seguir aprendiendo, sólo por el mero hecho de aprender, es significativo, y es este tipo de aprendizajes el que las credenciales digitales abiertas reconocen.
Se trata de insignias digitales abiertas, que en sus metadatos reconocen objetivos alcanzados y competencias adquiridas y/o desarrolladas en experiencias de aprendizaje de todo tipo: desde MOOC, hasta logros que pudieran parecer más pequeños, como superar un reto en un trabajo en equipo, o en una actividad de voluntariado, etc., aunque en realidad no lo sean.
Se habla de open badges para motivar, para incentivar, pero también para reconocer competencias profesionales, y no sólo la competencia digital.
6. Por tanto, no es lo mismo certificar que reconocer -en el ámbito que estamos hablando- y si es así, habrá diferencias entre certificar competencias digitales y otorgar open badges. Háblanos de cómo funciona este proceso: quién otorga las insignias, dónde se alojan, cómo podemos recuperarlas, qué usos tienen...
Reconocer y certificar debería ser lo mismo, pero me parece que nos queda un largo camino para cambiar la mentalidad burocrática en la que tenemos que demostrarlo todo con "papelinos". Una credencial digital abierta debería ser igual de válida a la hora de demostrar una competencia, o más, que un certificado en horas de asistencia a un curso, por ejemplo. Es más, si la credencial digital abierta está bien emitida, si el camino recorrido para obtenerla es un camino basado en competencias, avalables y demostrables, yo diría que es hasta más válida que demostrar que te has pasado 70 horas haciendo un curso, de la modalidad que sea, que en muchas ocasiones no demuestra nada más que eso: 70 horas.
Sin embargo, hasta que las credenciales digitales abiertas no tengan la oficialidad de un certificado, no podemos hablar en este país de certificación, sino sólo de reconocimiento, y de ahí el distingo, pero en realidad, un open badge es un certificado, en otro soporte, en otro formato, pero certifica lo que eres competente para hacer.
Las credenciales digitales abiertas se alojan en mochilas, que no son más que repositorios digitales abiertos de las mismas, normalmente desarrolladas por entidades serias, de certificación. La Mochila de Open Badges de Mozilla ha sido pionera en este sentido, y es la mochila más internacionalmente reconocida, donde uno puede alojar sus insignias y crearse un portafolio profesional de logros y competencias adquiridas en entornos de aprendizaje informal y formal .
¿Quién las emite? Entidades e instituciones de todo tipo. Desde el MIT, hasta la Comisión Europea, pasando por entidades educativas, asociaciones, fundaciones, o empresas. Linkedin por ejemplo, tiene su propia sección para que uno pueda añadir en su perfil sus logros digitales en formato open badge.
Una mochila bien construida es un currículum vitae en toda regla, y cualquier empresa que se precie terminará valorándolo más que un cv de 120 hojas en papel. ¿Llegaremos a eso en este país? No lo sé, pero así lo espero.
Son estándares internacionalmente reconocidos los de los open badges, han de cumplir con los mismos las credenciales digitales que se creen, se otorguen y se consigan. No son simples ficheros de imagen, sino que esconden metadatos, conectados con las bases sobre las que se emitieron y las evidencias que demuestran que se han ganado limpiamente y que le pertenecen sólo a uno. Son serias, transferibles, descargables, embebibles en nuestros espacios digitales, e incluso pueden ser colaborativas y sociales.
Reconocimientos abiertos, que demuestran el perfil que uno tiene en su vida profesional. Es impagable y bastante más barato que la emisión de certificados en formato papel que sólo reconocen horas.
7. Las open badges, tal y como están configuradas, ¿vendrán a sustituir a los currículum tal y como los conocemos hoy o serán un complemento de los mismos?
Deberían ser un currículum en ese mismas las credenciales digitales abiertas, no sólo un complemento sino tener el mismo peso que cualquier otro certificado.
Veamos por ejemplo un caso concreto. Si yo soy una empresa y busco un perfil de persona que sea digitalmente competente y que sepa trabajar en equipo; que tenga inquietudes e intereses en diversos campos, ¿a quién voy a contratar, a una persona que me presenta un cv en el que se ve que tiene un Grado X y un Máster Y y no ha hecho nada más, o a una persona que además se ha molestado en aprender por su cuenta, haciendo MOOC, por ejemplo, basados en competencias, que ha participado en voluntariado, y que tiene un cv digital construido a base de open badges que demuestran una trayectoria interesante y alternativa?
Yo lo tengo claro.
Mi amigo Oriol Borrás, profesor en la URJC y miembro del Gabinete de TeleEducación de la UPM de Madrid, me decía no hace mucho que soñaba con el día en el que viese portafolios profesionales sólo basados en open badges. Yo, desde luego también, porque eso significará que hemos cambiado de mentalidad, que nos hemos abierto a lo que de verdad importa: la competencia.
8. ¿Dónde crees que hay más desconocimiento o reticencias en el usuario que busca empleo y acredita sus conocimientos mediante unas insignias o en el empleador que exige conocer qué sabe hacer?
En ambos campos hay un gran desconocimiento de qué son las credenciales digitales abiertas, para qué sirven, que reconocen, qué acreditan, así como su base. Incluso en Educación, el campo por excelencia en el que se llevan usando muchos años, sigue existiendo un mal entendimiento de los open badges, y se siguen viendo como ficheros de imagen, por ejemplo. Seguro que quienes nos ven no saben que en 2015 el Ministerio de Educación español apostó por este tipo de reconocimiento digital y que incluso ha desarrollado su propia Mochila de Insignias o que lleva reconociendo niveles de competencia digital a través de la emisión de credenciales digitales abiertas a los docentes de este país desde 2017, y competencias desarrolladas a través de sus iniciativas de aprendizaje abierto y en línea desde 2014. Sin embargo así es, y cualquier ciudadano puede realizar estas experiencias de aprendizaje abierto y en línea, de forma gratuita, y conseguir sus credenciales digitales abiertas, para después alojarlas en esa, o en otras Mochilas que cumplan con los estándares internacionales de open badges.
Nos queda mucho camino por recorrer, pero las credenciales digitales abiertas no son una moda pasajera; están aquí para quedarse, y no apostar por ellas será un error tan pobre como no certificar/reconocer la competencia digital.
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